Una Historia Jasídica para Despedir al Shabat
Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov al terminar Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañando a la Reina, el Shabat.
Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de los niños, para una vida buena y larga y para salud.
El santo Rebe Raiatz, Rabi Iosef Itzjak Shneerson dijo: Les contaré una historia sobre el santo Ba’al Shem Tov, de una de las tres veces que mostró a sus discípulos, y que vieron con sus propios ojos, lo que estaba sucediendo en un lugar lejano, similar a lo que encontramos con respecto a Elisha el Profeta.
Una vez el Baal Shem Tov estaba sentado con sus discípulos en la mesa de la noche del Seder y se echó a reír. Los discípulos le preguntaron por qué se reía. Les mostró a un simple aldeano que ocasionalmente viajaba al Baal Shem Tov para escuchar sus enseñanzas. El aldeano oía las palabras de Torá del Baal Shem Tov y aunque no las entendía del todo, las repetía hasta saberlas de memoria.
Este hombre y su esposa no tuvieron hijos. Él y su esposa se sentaron para el Seder de Pesaj después de todo el arduo trabajo que habían realizado para prepararse para la festividad. Después de que la esposa hizo las Cuatro Preguntas y después de varias copas de vino, el aldeano pensó en el Baal Shem Tov y la Torá que había escuchado de él: Cuando un hombre y su esposa están juntos, la Shejiná, (la Presencia Inmanente de Dios) mora entre ellos. En hebreo ‘hombre’ (ish) se escribe איש, que es אש (fuego) y la letra iud. ‘Mujer’ (ishá) se escribe אשה, que es אש (fuego) y la letra hei. Si lo ameritan las letras iud de ish y hei de isha cuando se unen forman la palabra del Nombre de Dios, Iud-Hei. Cuando el aldeano recordó que él y su esposa estaban trayendo una revelación de la Divinidad a la tierra, comenzó a bailar con ella.
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¡SHAVUA TOV!